lunes, 13 de julio de 2009

¿Sabemos vender España?

Siempre que viajo pruebo la gastronomía local, imagino que como casi todo el mundo, esto no tiene mucho interés. Pero sí lo tiene el que, tras disfrutar de ella, es de las pocas cosas que te permitirán volver a experimentar sensaciones físicas y emocionales del viaje una vez vuelvas a tu lugar de residencia.

Los productos gastronómicos, vinos, delicias, ..., comprados en su lugar de origen, en tu ciudad, disfrutados en un restaurante con platos de ese país o región, o adquiridos por internet, te hacen revivir parte de la experiencia. Pero en España parece que nos hemos dado cuenta hace muy poco tiempo del valor de nuestra gastronomía como potenciador del recuerdo por la estancia en nuestro país. Unas veces porque ciertas trabas sanitarias nos lo impedían (productos cárnicos especialmente), otras por nuestra poca disposición a viajar al exterior con fines comerciales (algo se va mejorando, hay que reconocerlo) y otras porque intentamos destrozar nuestros propios iconos (no hace falta retomar el tema de Santamaría vs Adriá).

No es en absoluto dudoso el reconocimiento internacional del que gozan los italianos cuando exportan la idea de gastronomía (aunque la mayoría de "su" aceite provenga de España, jeje). Todo el mundo está salpicado de restaurantes especializados en su comida.

Parece que por fin aquí empezamos a descubrir el valor del concepto "tapa". Pero el verdadero valor para construir la marca gastronómica&turística&experiencial de España no está en el formato de la comida, está en lo que representa, el imaginario que transmite. Nuestro tapeo, la vida social junto a unos vinitos y unos amiguitos, las cañas de cerveza en terraza, el jaleo, la calle, un estilo de vida que todo aquél que visita España considera envidiable.

Ahí está nuestro principal atractivo, en nuestro estilo de vida. ¿Que la tapa refleja toda esa personalidad y transmite los valores que como marca interesan a un país? Pues apostemos por ella.

Ah, claro, que también hay que hablar de innovación, tecnología, sector terciario, patentes, ..., que se lo digan a Ferrán Adriá. La gastronomía tiene todo eso, y más.

C

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