domingo, 30 de agosto de 2009

Tatuarse la marca

Resulta que ha sido una fugaz señal haciendo zapping durante el obligado reposo de mis hernias -que de tanto hablar de ellas,..., hablo con ellas- la que me ha hecho levantarme de la cama, apoyar el portátil sobre una estantería y ponerme a escribir de pie. Fugaz porque sólo he escuchado la noticia cuando se acercaba su final. Era el programa Surferos de Cuatro, un compendio de imágenes y situaciones llamativas por extravagantes, singulares, estúpidas o de cierto interés, que analiza televisiones de todo el mundo en busca del sobresalto y tu atención frente a la pantalla.

Acabo de ver que un tipo se ha tatuado en su pierna, a la altura del gemelo, el logotipo de un bar con el propósito de obtener un suculento premio, siguiendo la promoción ideada por los dueños del establecimiento de premiar, a todo aquél cliente que se lo grabara, cual estigma consumista, con cerveza y burritos gratis de por vida. Al parecer los dueños del establecimiento, llamado Casa Sánchez, tuvieron que suspender la promoción debido al éxito que cosechó entre los glotones del barrio, temiendo por el fracaso del negocio ante la avalancha de suministro gratuito de miles de calorías.

Navegando un momento por internet descubres más sobre el tema. El asunto resulta que es del año 1999 y que pararon la promoción al descubrir que, ante su incredulidad, hubo muchas personas que se tatuaron al personaje subido en la mazorca de maiz -como muestra la foto superior-. Aunque no creyeran que el negocio fuera a irse a la bancarrota dado los problemas de salud que podría acarrearte comer un burrito todos los días durante 50 años (sic). Calcularon que el coste máximo de la promoción podría suponerles unos 5,8 millones de dólares durante el tiempo de la promoción. No está mal.

En fin, a lo que voy. Creo que siempre se pone como ejemplo de amor, satisfacción, fidelización, vinculación emocional, pasión... por una marca, el caso de Harley-Davidson y sus conocidos HOGs.

Está claro, viendo el ejemplo de los burritos, que muchas marcas podrían construir una magnífica experiencia de largo plazo con su cliente -cincuenta años nada menos :-)-, si supieran definir oportunidades especiales para asombrarles. Sin embargo, no hay que olvidar calcular correctamente la inversión y no subestimar la reacción del consumidor, lo que está dispuesto a hacer cuando percibe un valor extraordinario en algo.

Pensando sobre ello, existe una industria que podría tener el mayor número de tatuajes por clientes&aficionados, la deportiva. No me extiendo dado que tengo pensado hablar otro día sobre cómo hay que aprender a construir marcas a partir del análisis del branding deportivo: desde la infancia hasta tu muerte eres de un club, aunque pierda y te defraude sigues defendiéndolo, deseas la derrota del contrario&competencia, evangelizas a tus hijos, lloras con los triunfos y más con las derrotas,... ¿Alguna de nuestras marcas se aproxima, aunque sólo sea un poquito ;-), a esta descripción?

Vale, admito también a los grupos de música, algo de la política, ¿la religión? Vaya, veo que los post que continuarán el pensamiento del brand tatoo van a durar más de lo previsto :-)

De todos modos, siempre queda el consuelo de la pegatina en el coche, que también nos define y se elimina más fácil ¿verdad?

C

Pd. También veo que no he sido capaz de cumplir el reposo ni el mensaje del post anterior :-(

viernes, 28 de agosto de 2009

Toca parar por nubarrones físicos

Imposible escribir tumbado en la cama, al menos para mí.

¡Y mira que lo he intentado!

Quiero contar cosas, pero escribir lo que me gustaría en este blog, desde el colchón y con dolores por mis dos malditas hernias de disco, se está convirtiendo en un suplicio.

Así que, hasta que no pueda estar sentado más de cinco minutos seguidos, tengo que parar. Creo que utilizaré mi cuenta de Twitter para contar cosillas, indicar sitios web de interés y dejar ligeros pensamientos e ideas.

A ver cuándo puedo volver a contar cosas con calma y sin dolor :-(.

C

martes, 25 de agosto de 2009

84, Charing Cross Road

Esta mañana he tenido la agradable sorpresa de encontrarme sobre la mesa del despacho un sobre a mi atención. Agradable porque al abrirlo he descubierto que contenía un libro. Sorpresa porque no había razón para ser enviado. Ya había sido recompensado.

El regalo de libros me parece uno de los actos más gratificantes, tanto cuando se entregan como cuando se reciben, que puede atesorar una persona. Especialmente si está asociado a la búsqueda del significado que su contenido puede tener para los dos miembros del intercambio -un libro, un agradecimiento-.

He recibido, de alguien que se está convirtiendo en algo más que un confidente, el libro de Helen Hanff que da título a este post. Novela epistolar basada en hechos reales, con la autora como protagonista, que debería ser uno de esos libros de cabecera emocional que todo bibliófilo conserva en su biblioteca. En él, se lanza un maravilloso grito irónico, melancólico, estético y pasional a favor de los libros y los libreros.

No soy crítico literario -ni lo pretendo- y por tanto no defino su calidad técnica, aunque tampoco hay que buscarla pues son cartas escritas no para ser publicadas, sino como teselas que construyeron un personal e íntimo mosaico afectivo entre los libros y sus amantes. Pero lo que sí debo ser es sincero, no era difícil que me emocionara, ya que combina en poco más de 100 páginas -¡cuántas cosas se dejan sin contar!- algunas de las pocas cosas por las que pierdo la cabeza, los libros, las librerías -con sabor, que las llamo yo- , Londres y Nueva York, las cartas -no sabe el email la que ha liado ;-)-, las bibliotecas personales, el talento oculto, la gratitud, la confianza en los demás, ..., mejor paro porque va a resultar que pierdo la cabeza por demasiadas cosas.

Isabel Coixet ha dirigido la adaptación española al teatro -eso hace al libro más especial aún- y define su acercamiento a esta deliciosa obra de este modo:

"... estaba asombrosamente cerca de mis obsesiones: el paisaje de los sentimientos ocultos, del amor como proyección, de las cosas que no se dicen porque no necesitan decirse, de la soledad como vocación."

Mi principal conclusión, desde una perspectiva más mercantil, es que, evidentemente, a día de hoy, no digamos del de mañana, este tipo de realidad ya no es posible que exista -veinte años de relación epistolar se concentran en un par de meses de emails, twitters, facebooks, flickrs, ...-. Eso sí, en la misión de todas las empresas del sector editorial y el gremio de libreros -off&online- debería estar el encontrar las herramientas que permitan y faciliten que los bibliófilos podamos experimentar nuestro personal 84, Charing Cross Road.

Si leemos esta pequeña perla del libro, la carta del 25 de septiembre de 1950, que parece sacada del testimonial de un cliente cualquiera de una librería online, veremos que todavía es posible no perder toda esa vivencia adaptada al ahora:

"¿Para qué voy a bajar hasta la calle 17 a comprar libros sucios y estropeados cuando puedo conseguirlos de ustedes limpios y hermosos sin tener que alejarme de mi máquina de escribir? Desde donde estoy ahora (14 East 95th St), Londres se encuentra muchísimo más cerca que la calle 17"

No hagamos que se pierda la emoción en la compra de un libro, no hagamos que se pierda la emoción del tacto durante su lectura, ni la belleza de los cuidados lomos dibujando nuestra vida en la pared. Los ebooks son maravillas tecnológicas a las que no hay que renunciar, pero ojalá nunca falten nativos bibliófilos ;-). No imagino emocionándome -veremos si me acabo comiendo estas palabras, ya que me encantan todos esos aparatitos- al recibir un aviso en mi ebook donde me dice que un amigo me ha regalado la descarga del último libro de Javier Marías, por ejemplo.

C

Pd. Por cierto, en su lectura he invertido dos de las horas más placenteras que recuerdo en mucho tiempo. Ya estoy buscando la película de 1987 con Anne Bancroft y Anthony Hopkins como Helen Hanff y Frank Doel.

domingo, 23 de agosto de 2009

Huellas en el trabajo

Descubro a un escritor que desconocía, Pierre Michon. Y me reconforta leer su siguiente afirmación:

"La última vez que los vi partir (a sus abuelos paternos), en un coche, me despedí de ellos exactamente con el mismo gesto que mi personaje. Cada vez que escribo sobre un tema tan alejado como la Antigüedad o la Revolución Francesa, me esfuerzo por incorporar de manera solapada cosas que yo he vivido. Para que los textos ganen en emoción, para emocionarme yo mismo"

Y digo que me reconforta, cuando debería decir que me libera de un pensamiento que me persigue en algunas ocasiones durante mi trabajo.

Tengo claro que cuando concibo o analizo innovadoras ideas de negocio, tiendo a acercarme a aquellos temas que me gustan y que más próximo emocionalmente me siento. Pero cuando en Vinomio trabajamos en la construcción de una marca para un tercero, también se queda el poso de tus gustos, tus pensamientos, tus creencias. De alguna manera te sientes creador de algo y, trabajando cerca de un componente emocional y estético, entras a formar parte de él. Como si escribieras un libro o esculpieras una escultura, ..., pero sin dejar tu firma :-)

¿Somos autores cuando trabajamos para una marca?

¿Cuánto dejamos de nosotros en la recreación de su historia?

¿Queda nuestro estilo o trabajamos objetivamente, científicamente?

Preguntas de domingo, desde la cama. Y todo por el reposo obligado de unas odiosas hernias de disco.

C

jueves, 20 de agosto de 2009

De jardines ajenos

No deja de sorprenderme la indudable capacidad mimética de algunas personas para saber adecuarse a una situación según el medio en el que se encuentran. Capacidad de adaptación o identidad digital compleja y múltiple con sociabilidad simultánea, que dice el amigo Ricardo Alonso

Escucho hablar de la vida digital (interesante descargar el informe); del yo digital -desde mi personal punto de vista: yo digital + yo social = yo móvil aumentado-; de las nuevas normas sociales online -todavía por desarrollar-; del famoso Número de Dunbar, ...

Recuerdo un desayuno de trabajo organizado por la Fundación Promete donde debatiendo sobre la gestión del conocimiento en red, se comentaba por Juan Martínez Estremera las tres normas deseables a la hora de participar en redes sociales online: seleccionar, generosidad y moderación.

Es fácil concluir que tenemos que encontrar una mayor eficacia en la gestión de las relaciones y que todavía nos queda mucho por aprender. A veces no sabemos ni gestionar las relaciones offline como para saber, en tan poco tiempo de existencia, a manejar las online sin que nos sintamos saturados.

Sobre este tema son estupendas las reflexiones que al respecto se manejan en La Alquimia de las Multitudes. En este libro se habla -además de otros muchos temas- sobre lo que ahora comento, de evitar el exceso de información social, del individualismo reticular -networked individualism (pdf)- que Wellmann define como una actitud en la que el individuo es más importante en la gestión de esas redes que el grupo. Con un importante matiz, la flexibilidad, dado que tendemos a multiplicar las relaciones reticulares transitorias de alcance limitado, menos rígidas y más dinámicas.

Qué complejo se está volviendo ser, pero qué sencillo nos lo quiere poner la tecnología. Con todo, lo ideal sería convertirse en un tecnoser social simplificado para disfrutar de las fantásticas ventajas que internet nos pone a nuestra disposición sin renunciar al calor del sol en la cara con una cervecita bien fresquita rodeado de la familia, los amigos y una buena conversación.

Ah! Y todo ésto venía por el libro que da título al post "De jardines ajenos", de Bioy Casares. Una auténtica delicia que rescato de la memoria en un recorte del Babelia del año 97 descubierto tras una limpieza de mi biblioteca casera. En dicho volumen el escritor hace gala de una estupenda adaptabilidad, al compilar "la cultura más exquisita y los antros más populares" (en palabras del suplemento) a través de divertos comentarios, frases, anécdotas, ..., que durante años llamaron su atención.

Como colofón dejo anotadas algunas de ellas:

Diálogo de Borges con un taxista (según Bianco).
Borges: No puedo leer. Soy ciego.

Taxista: ¿No puede leer nada?

Borges: No. Nada
Taxista: ¿Ni siquiera los diarios?



Del Boletín Municipal del 10 de julio de 1942:
Oficina Recaudadora del Producido de la Enajenación
de los Subproductos Seleccionados de los Residuos Domiciliarios


Julien Green cuenta que, en junio de 1940, al llegar Sacha Guitry a la Gare d´Orsay, encontró una multitud de parisinos que se apretujaban y daban empujones en su afán de huir ante el avance de las tropas alemanas.
- ¿No tienen vergüenza? -les gritó, y restauró el orden con tono autoritario. Después, para sorpresa e irritación de todos, se colocó con su equipaje a la cabeza de la fila. Como respuesta explicó-: Mi caso es distinto. Yo no tengo vergüenza, tengo miedo. [Lottman, La caída de París]

C

martes, 18 de agosto de 2009

Humanismo y marketing

En esencia, el marketing se ocupa de la gestión de la cadena de valor de los intercambios -pasados, actuales y futuros- satisfactorios entre empresas/empresas, empresas/individuos o individuos/individuos.

Me gustaría poner el foco en una parte de ese todo. Resultan interesantes aquellas propuestas que se encaminan a colocar al consumidor (una de las últimas) en el centro de la toma de decisiones comerciales, de marca, de desarrollo de producto, innovaciones, ... ¿Existe en ellas un modelo común de pensamiento humanista?

Creo que podrían aportarse un par de ideas para facilitar la implementación de una teoría así en nuestra disciplina de trabajo:

La primera incide en la visión del hombre/consumidor como epicentro de decisión. Entendamos a la persona como una pero contemplada como parte de un conjunto, de una pluralidad, de una red. La web 2.0 está confirmando este apunte.

El hombre/consumidor es un ser social y, con las nuevas tecnologías, internet y la eMovilidad (entendida como la capacidad de estar concectado a la red en cualquier lugar y momento) facilitando la tarea, más todavía. Aceptando la cultura como un ambiente social artificial, internet aumenta las posibilidades de que el ser humano aprenda, conozca y se relacione, socialice, con una mayor número de personas.

Además, claro, de poder comprar y recomendar aquellas marcas que le satisfagan. Así como denostar públicamente las que no lo hagan.

La segunda, más amplia (inspirado por las ideas de Salvador Pániker). La concepción renacentista del marketing, en el sentido de fusión contenedora de distintas ciencias -psicología, sociología, antropología, filosofía, matemáticas, biología, ...- no facilita su verdadera aceptación como disciplina científica. Más al contrario, existe una hiperespecialización -pricing, branding, trade mkt, mkt directo, publicidad, RRPP, mkt digital, social branding, coolhunting, packaging, ...- cada vez mayor del profesional que se adentra en ella.

Ahora bien, si fomentásemos el marketing como "conector" de saberes tendentes a explicar y conocer los modelos de las relaciones mercantiles, en lugar de "aglutinador" de esos conocimientos, conseguiríamos convertirlo en una especie de Medici del conocimiento mercantil :-).

Por todo ello, contemplo encantado la creación de aquellos equipos de marketing formados por expertos en los más amplios saberes.

En definitiva, un nuevo humanismo, adaptado a los modelos sociales y educativos que vendrán ¿O ya están aquí?

C

sábado, 15 de agosto de 2009

Cuadernos de viajes

No soy de artistas, soy de canciones. No soy de autores, soy de libros. No soy de pintores, soy de cuadros. No soy de productos, soy de marcas. No soy de restaurantes, soy de sus platos clásicos -todos deberían tener al menos uno-. No soy de hoteles, soy de sus zumos, camas y baños. No soy de personas, soy de sus acciones, sus ideas y su recuerdo siempre permanecen. Aunque algunas parezcan contradecirse, para mí este desorden tiene sentido.

Pero, ¡Ay, cuando coincido con alguien que crea un cuaderno de viaje en cada uno de los periplos que disfruta! Me cae bien, la razón desaparece. Soy de los cuadernos de viaje, soy de sus dueños. Lógica invertida.

Bueno, ..., en fin, ..., lo confieso, también le envidio solemnemente. Me considero incapaz de elaborar uno, no dibujo bien. Aunque lo volveré a intentar. Espero que unas futuras clases de pintura ayuden.

Queda claro, adoro, amo, envidio los cuadernos de viaje. Me fascina que haya personas que incluso los diseñen previamente de manera personalizada para cada recorrido.

El que crea cuadernos de viaje denota curiosidad por el detalle, gusto por la memoria emocional, encuentra placer en la pausa. Escribe y pinta, recuerda y admira.

Me encantaría, en eso estoy, encontrar una dimensión similar a la hora de construir una marca. Dotar de la necesaria visión detallista en el "cuaderno de viaje" de la relación que la marca tiene con sus consumidores, usuarios o clientes. Imaginemos lo que supondría que hubiera un contenedor de los mejores momentos que te suceden con aquello que consumes. Que fuera proporcionado por las marcas y que activara de una manera particular la memoria emocional, tan necesaria a la hora de cimentar una relación de fidelidad, satisfacción y recuerdo.

Evidentemente, hay sectores que se adivinan más sencillos de ser objeto de este desarrollo, los cercanos a los estilos de vida de la gente, pero no renunciermos a nada. Los formatos serán variados y las herramientas múltiples, pero es posible.

Empiezo a pensar y, ..., a dibujar ;-)

C

viernes, 14 de agosto de 2009

Breve historia de uno

De pequeño tocaba el piano.
Ya no.
Perdí el afán.
¿O hicieron que lo perdiera?
Definitivamente, fui yo.
Las pasiones son de uno y de nadie más.
El romanticismo estético en el que me encontraba se tornó alegría juvenil y se fué la musa.
No se si algún día volveré a él.
Hoy todavía prefiero reir a carcajadas.

C

jueves, 13 de agosto de 2009

Renovando el conocimiento

He tomado una decisión, creo, importante. He decidido resetear el conocimiento adquirido hasta ahora -al menos, el modelo de cómo lo aprendí- y dirigir un nuevo modelo de filtración de las ideas y pensamientos hacia el campo de las emociones. Recuperando una memoria cultural de base ,sin excesiva solemnidad. Viviendo aquellos lugares, personas, libros, cuadros, avances tecnológicos, ..., donde nacieron o lo hacen en la actualidad las principales ideas de nuestro tiempo.

Digo desde las emociones, porque quiero experimentar el hecho cultural. No sólo hay que leer la biografía de Beethoven, hay que escucharlo, ..., y mucho. Hay que visitar museos, ciudades, bibliotecas, acudir a conciertos, tocar incunables, conversar sobre lo estudiado, criticar y ser criticado.

Lo define por mí el político y filósofo mexicano José Vasconcelos:


"El conocimiento emocional, a diferencia del anterior, - el racional, matemático- radica en que se manifiesta cuando las cosas y los procesos revelan una súbita identidad o disparidad con nuestra más íntima naturaleza. Al percibir que se desarrollan en el exterior ciertos procesos, como el fluir de una melodía, sentimos que nace también en nuestra conciencia un fluir paralelo, intangible pero real, flexible y casi libre. Al mismo tiempo advertimos que la liga del fluir de adentro con el fluir de afuera se hace tan estrecho, que pueden influir uno en el otro", ..., "el conocimiento racional se ejerce sobre una sustancia que me es indiferente y cuyo desarrollo depende de su propia naturaleza, sin que sea la mía capaz de mudarlo interiormente."

Sigue:

"Asentemos que la emoción abarca tanto como la existencia y ambas más que la razón, y anotemos inmediatamente la prueba que se deriva de ver que la razón es imponente para franquear el límite de sus propias reglas y axiomas, en tanto que la emoción es por excelencia libre, capaz siempre de soluciones inesperadas, e ilimitada como la fuente misma de los destinos."

En los últimos años Salovey, Mayer y el archiconocido Daniel Goleman desarrollan el concepto de Inteligencia Emocional. También Cooper y Sawaf hablan del conocimiento emocional -honestidad, energía, intuición, ...-. Pero son éstas otras orientaciones con respecto a la que pretendo adherirme.

Simplificando, cómo el conocimiento adquirido interactúa con la sensibilidad para percibir las cosas e introducirlas en la espiral de tus emociones y sensaciones adquiridas con el tiempo, con tus vivencias, con tu vida.

El proceso es vital más que cognitivo. Lo imagino infinito y que no será fácil encontrar todos los momentos de dedicación que requerirá, especialmente al querer hacerlos compatibles con el trabajo diario -que se verá recompensado, espero, a través de una mejor comprensión y capacidad creativa para construir marcas sostenibles en nuestra sociedad- y la familia. Pero seguro que me divierto e intentaré divertir a los demás.

C


martes, 11 de agosto de 2009

Elegir dónde y cómo vivir

Aprovecho la lectura de la entrevista a Pimentel que leí este domingo, para introducir en este post la siguiente idea:

"... me gusta vivir en Córdoba. El mundo que viene quizá nos permita eso -vivir donde queremos-: competir con la máxima exigencia en primera línea desde un entorno que te haga feliz"

Son interesantes las ideas al respecto que propone un pensador sobre la localización del talento como Richard Florida y su concepto de clase creativa. Y, como siempre, mejoradas por el debate generado alrededor de ellas.

Alucino con ideas como la de crear nuevas ecotechciudades (New Songdo City, la foto que encabeza este post) recopilando los mejores elementos de las metrópolis más importantes.

Si tengo que definirme hacia algún flanco, desde mi sencillo gusto personal, me postulo cercano a la creación de entornos de vida en ambientes rurales -no macrourbanizaciones de adosados- próximos a grandes urbes financieras, educativas y de servicio. Una buena red de comunicaciones públicas, especialmente el tren -método de transporte por el que tengo debilidad- y carreteras con controles de velocidad.

La vuelta al campo como parte del estilo de vida de la gente, sin significar por ello la autosuficiencia con huertos propios y cosas así, no soy ningún radical de estos temas. Más espacio vital - menos pisos de 30m2 y más de 200-, más convivencia -tolerancia, una de las tres "T" que propugna Florida-, más tiempo para la familia y amigos, recuperar el verdadero sabor de los alimentos -practicando el cultivo de ciertas plantas en nuestro jardín-, ... Eso sí, todo muy lowxury, por favor.

He de reconocer que me encuentro más cercano al estilo de vida, imaginario y estética british que al patrio. Y como algo hay que hablar de marcas, jeje, pues algunas de las que reflejan estas ideas son Daylesford Organic y el gran Jamie Oliver (magnífico ejemplo de marca personal y con reflejo en un estilo de vida), especilamente sus vídeos "jamie at home" .

Soy fan de que pasemos el tiempo libre al aire libre, que la wifi -tecnología, segunda T- también llega al jardín :-)

Ahí se piensa y se centrifuga el talento -ah! faltaba esta otra T-

C

domingo, 9 de agosto de 2009

Sinsentido, en busca del fuego

Dice Vicente Verdú:


Por distintas circunstancias, que ahora no vienen al caso ;-), estos días he escuchado mucho sobre el sentido de la vida en boca de un amigo. Intentando encontrar el camino que lleve a rellenar su existencia, peleando por encontrar una explicación racional a una ausencia de satisfacción. Satisfacción irracional, más estando el amor de por medio.

Existen momentos para uno, a veces la vida entera, ahí radica el problema, en saber encontrar la medida óptima de cooperación entre las circunstancias de nuestra vida, del día a día, del año a año. Sin visiones de futuro, experimentado el presente y deseando un futuro hecho realidad cada segundo que llega y pasa, llega y pasa, llega y pasa, ...

Leía esta mañana una magnífica entrevista, las respuestas la califican así, como las buenas entrevistas, con cortas preguntas que sólo son un envite, una ligera sacudida de muleta, para que el entrevistado alargue sin contemplaciones los pensamientos. Leía, decía, una entrevista a Manuel Pimentel, donde, de entre todas las interesantes reflexiones que propone, me gustaría mencionar ésta:

"Estar conforme con el pasado es indispensable para poder vivir el mañana. El único criterio para estar orgulloso es porque creo que hice lo que tenía que hacer, no porque le ponga ninguna valoración moral."

La decisión sobre el futuro personal, el sentido buscado de nuestras vidas, tiene que meditar sobre el pasado porque éste también forma parte del itinerario que nos lleva a los replanteamientos vitales.

Normalmente suelo usar las ideas que leo, estudio o me llaman la atención, para llevar a cabo analogías con el mundo de las marcas y el branding, pero creo que hoy mi amigo se merece que esta entrada termine aquí.

¡¡¡Para, respira, coge de nuevo el carrito de la montaña rusa y emociónate. El sentido de la vida es un sinsentido, el amor. El fuego es la búsqueda!!!

C

viernes, 7 de agosto de 2009

Mejorar la experiencia de usuario

Estupenda idea la de vender trajes de baño a través de máquinas de vending en hoteles de playa.

Dejando de lado la rentabilidad del servicio, creo que es una manera estupenda de aumentar la experiencia del huesped de un hotel. Nadie va a ir al hotel por este servicio, pero todo aquél que esté, aunque no lo necesite, lo valorará enormemente. Y lo comentará. Esta cadena de hoteles ya tiene un "patito de goma", como describe Schmitt en Experiential Marketing.

Además, la estrategia de cobranding junto a Quicksilver no hace sino reforzar a ambas. Para la marca de bañadores es una fantástica aproximación a sus clientes: "me acuerdo de tí allá donde me necesites".

En eso consiste la creación de una experiencia holística. En la suma de pequeños -pero importante- detalles que hagan del uso de una marca una ocasión memorable.

Seguro que podemos encontrar el lado oscuro y crítico a la propuesta, pero hoy es viernes, estoy contento y esta tarde me voy al cine a ver Up -imagino que otra buena experiencia-.

C

miércoles, 5 de agosto de 2009

El liderazgo hay que trabajárselo, pero los resultados son maravillosos

Inspiradoras las ideas de Seth Godin sobre cómo se debe caracterizar un líder en la época actual, atendiendo al modelo de creación de tribus:

- enfrentarte al status quo, cuestionar lo que ocurre
- construir una cultura
- ser curioso con la gente de tu "tribu"
- comprometido
- conector de gente
- carisma adquirido a través del liderazgo y la actuación

En Vinomio creemos de manera superlativa en la creación de comunidades de fieles de una marca cuando trabajamos en su construcción. Por tanto, también creemos en las ideas de Seth Godin para construir liderazgos personales asociados a una marca, a un movimiento.

Porque la idea de alterar socialmente, un grupo, una comunidad, una ciudad o un país, tiene que estar implícita en cómo concebimos una estrategia de branding. Los objetivos tienen que ser magníficos, las acciones realistas y los resultados transformadores.

C

domingo, 2 de agosto de 2009

Aprendemos de los aciertos

Interesantísima noticia. Aprendemos más de los aciertos que de los errores. Al menos eso es lo que defienden científicos del MIT en este artículo.

Y si es así,

¿Estamos equivocados manteniendo culturas empresariales que fomentan la prueba/error como modelo de trabajo?

¿En qué sectores es admisible? ¿En seguridad, energía, alimentación, ... podemos fallar?

¿Tendríamos avances científicos sin un histórico de desaciertos?

¿Habría innovación sin confusión?

¿Cuándo es admisible un error?

¿Cuándo podemos decir que ya hemos aprendido lo suficiente para no equivocarnos?

¿El desacierto es finito? Fallamos, aprendemos, fallamos, aprendemos, ....

¿Pueden las marcas descuidar su relación con un cliente equivocándose para aprender de ello?

¿Hasta qué momento un cliente fiel admite los errores?

Demasiadas preguntas, demasiadas respuestas.

Pero de algún modo tendremos que saber que hemos acertado, ¿equivocándonos?

Buff
C