El último ha sido "Lowxury".
Lo importante para que un nuevo concepto trascienda y pueda cobrar protagonismo es su identificación con un hecho de relevancia en la sociedad Así, uniendo la idea de lowcost con luxury, nace este nuevo término. Creo que es evidente que cada vez más están apareciendo señales que indican un retraimiento en los vínculos emocionales que el lujo tradicional tenía hasta ahora y que aquellas marcas que consigan ofrecer los mismos valores de manera accesible (no sólo la variable precio es importante) para un público más amplio tienen un magnífico panorama ante ellos.
En el caso de Lowxury se persigue, además de esa primera acepción, una segunda que tiene que ver con la experiencia de marca. La relación vivencial desde la perspectiva del usuario. Tener la opción de disfrutar determinadas experiencias que no tienen por qué resultar caras, inaccesibles, exclusivistas, apegadas a una rancia tradición, ... Conseguir que estos aspectos del lujo se conviertan en asumibles para una mayor cantidad de consumidores.
Y como creo que la mejor forma de explicarlo es con el ejemplo, aquí propongo algunos que permiten comprender el concepto, ampliando las fronteras del lujo tradicional, llevándolas a las sensaciones, sentimientos y pertenencia a un grupo tan presente en sus valores clásicos. No hace mucho tiempo realizamos en Vinomio un curso de cocina en Bodegas Murúa de Elciego. Un grupo de personas aprendieron a cocinar platos tradicionales de La Rioja junto a un cocinero local, posteriormente los asitentes disfrutaron de la cena, admiraron la estupenda colección de arte de la bodega, cataron los vinos, ... y todo por el coste medio de una cena en un restaurante. ¿Un lujo? No, lowxury
Otro ejemplo para los amantes del vino. ¿Que quieres probar los vinos más representativos de todo el mundo? ¿Por qué no acudir a una feria como Vinexpo (de reciente celebración) para catarlos? Muchas bodegas están ansiosas de recibir a buenos aficionados en sus stands de diseño, por lo que facilitan numerosas invitaciones. Reservar una económica habitación en cualquier FastHotel de la zona, cenar una pizza de pato en la idílica plaza del centro de Saint Emilion (uno de los pueblos más bellos del mundo) y volver al quehacer diario. Un día y medio, 100 € por persona y una perfecta experiencia lowxury.
Y uno más. Acudir a Expomanagment puede ser un lujo para algunos profesionales, pero pasar un par de días en Madrid escuchando el ciclo de conferencias paralelas (gratuitas) de algunas de las mejores expertos en management del país, ¿eso no es lowxury?
Se me olvidaba. Como vemos desde el primer post, la simplicidad sigue siendo la mejor herramienta para disfrutar de todas estas cosas. Estos ejemplos están accesible a tan solo un par de clicks, ¡Viva internet y lo fácil que hace poder disfrutar del Lowxury ;-)!
Ya iremos apuntando más. Otro día cuento la historia de otro neologismo propio " Happing", ahora bajo el paraguas de Coca-Cola
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